lunes, 9 de marzo de 2015

La fractura del contrato social


             Desde la Vuelta a la Democracia en 1983 ya han pasado mas de tres décadas de las cuales el Peronismo en sus distintas formas y vertientes ha Gobernado en mas de dos de esas tres décadas y por consiguiente es evidente la importancia y responsabilidad que tiene el Peronismo en la actualidad que vive nuestro País ya que ha sido el principal actor Político de este segmento de la historia política de nuestro País.
                Con respecto a la estructura Social de nuestro país, el primer golpe importante que se le asestó fue durante la década Menemista, allí se comenzó a dañar seriamente el entramado social de nuestro país, la marginalidad vio su nacimiento a partir de las ya conocidas políticas de corte neo liberal, generando gran exclusión social, desocupación y pobreza.

La raíz de la estructura social no ha cambiado desde la crisis del 2001, la marginalidad y la pobreza en nuestro país hoy representa y afecta a mas de 10 millones de argentinos y si a este número le sumamos los otros 6 millones de personas que son sostenidas por medio de los planes asistencialita, queda claramente al descubierto que durante la década K, la pobreza y la marginalidad en la Argentina ha crecido de manera sustancial.

                De igual manera y al mismo tiempo los más ricos son mas ricos y los más pobres más pobres, las distancias en la argentina entre ricos y pobres ha crecido estrepitosamente y esto tampoco se condice con el falaz discurso K.

Estos sectores tan castigados por la desigualdad, la falta de equidad y sobre todo ante la falta de acceso a la educación y el empleo, sin posibilidades de ser parte del contrato social se ven sin presente y sin futuro y han elaborado una sub cultura propia, un contrato social propio y por consiguiente una manera de vivir que los atrinchera en la marginación,  abriendo una brecha entre ellos y el resto. Aquí es donde entendemos que se genera una de las primeras y principales causas de la inseguridad en nuestro país, tenemos una sociedad fragmentada, partida, tenemos dos sociedades, la que vive dentro del contrato social establecido y aquellos que viven fuera del mismo.

La exclusión social es un dato de la realidad que es incontrastable y que, por supuesto, no nació ahora sino que es producto de políticas desacertadas e ineficientes que han creado bolsones de pobreza muy extendidos alrededor de las grandes ciudades. El Peronismo en el Gobierno se ha manejado con total irresponsabilidad en temas cruciales como son la Seguridad, el empleo, la educación y el Desarrollo Social. Lejos de querer resolver los problemas centrales del país y fundamentalmente de la gente ha utilizado a los sectores sociales más desprotegidos para tomarlos como rehenes de su política asistencialista.

Hoy cada vez más pobres son víctimas de la inseguridad y que la falta de políticas reales de inclusión genera violencia. Porque no tienen los recursos para acceder a una seguridad privada”, cada vez se da más el delito de pobres contra pobres. “Hay una ausencia del Estado que debe garantizar la seguridad, la inseguridad lleva a un debilitamiento de la creencia o apoyo de la gente al funcionamiento del sistema democrático”

Para luchar contra la inseguridad hay que pensar en dos tiempos: por un lado, en las políticas sociales para enfrentar las causas del problema: fomentar igualdad de oportunidades, mayor acceso a educación y tener una serie de políticas sociales específicas para mejorar la inserción laboral. Por otro, hay que atender las consecuencias en el presente con políticas de seguridad específicas. Para ello, se necesita un aumento de los recursos destinados a tener mejores cárceles, mejores recursos policiales, una Justicia más informatizada, como para contar en el momento con los antecedentes de cualquier persona. La importancia de los datos es fundamental: El diseño de políticas de seguridad tiene que responder a la evidencia real de los datos y no a las mentiras del INDEC.

La reincidencia también es un flagelo a combatir,  a veces tiene que ver con la difícil reinserción laboral de la persona que estuvo en la cárcel. En otros casos, tiene que ver con que hay unidades carcelarias muy deterioradas que generan lo que se llama un efecto criminógeno, por lo que la persona sale con una carga de violencia y un conocimiento mayor de cómo desarrollar actividades criminales más severas. Todo eso existe y lo debemos atacar. Lo que no podemos es ignorar la reincidencia. El que cometió delitos en el pasado es más proclive a cometerlos en el futuro, y podemos hacer cosas sobre sus causas, pero no podemos ignorar el problema.

Pablo Eduardo Vázquez