lunes, 6 de diciembre de 2010

fundamentos Filosóficos del Radicalismo (2º Parte)

 El Krausismo (2da Parte)

Para enumerar y reseñar brevemente algunas de las ideas que la Unión Cívica Radical a tomado del Krausismo, podemos decir:

            1) la idea de democracia, como expresión de soberanía popular y de participación. El sujeto concebido como ser para la libertad y con solidaria armonización del individuo con las necesidades de la sociedad en su conjunto.

            2) la idea de nación y la relación entre las naciones como articulación de las soberanías internas, de la libre asociación de las autonomías partiendo de la sacralización de los pueblos y de los hombres.

            3) la concepción de armonía social, de la pacífica superación de los conflictos, de un humanismo pacifista, de la tolerancia, y del dialogo. Estas, ideas están muy arraigadas en el pensamiento filosófico de la Unión Cívica Radical.

            4) el concepto de la masificación y la búsqueda de la excelencia en la educación a partir de contenidos incluyentes en el sistema. En tal sentido, Yrigoyen justifica esta idea a través de su accionar una vez llegado al gobierno, a partir de la democratización de las Universidades (Reforma Universitaria de 1918), la construcción de establecimientos de enseñanza, y el crecimiento de educandos que se dio en nuestro país durante su período, producto de políticas dirigidas a tal fin.

Podemos decir que encontramos en el accionar, las costumbres y en la personalidad de Hipólito Yrigoyen y muchos de los radicales de la época un estilo Krausista en la forma de conducirse en todos los ordenes de la vida, características como el permanecer oculto a la publicidad y a todo lo referente a la exposición pública, la sobriedad, la austeridad y hasta la forma de vestirse que refleja una conducta que demostraba ir mas allá de valores filosóficos y que se transformaban en una conducta de vida.

Podemos decir también que el proceder llevado adelante por Hipólito Yrigoyen a la hora de dirigirse hacia los demás como su particular gesto pedagógico en el trato político individual, se fue trasladando y tomando como propio del resto de los dirigentes radicales que fueron recogiendo a través del tiempo la conducta de su líder, incorporándolo así a una filosofía de vida y una ética social y moral bien definida.

Ejemplos de lo antes mencionado podemos citar a montones como: que Elpidio González tomaba el tranvía para ejercer su cargo en la casa de gobierno o el mismo Hipólito Yrigoyen manteniéndose renuente a que le sacaran fotos debido a su estilo de vida que lo marcaba muy profundamente en el Krausismo.

Es claro que el radicalismo no fue influenciado solamente por el Krausismo o el liberalismo del siglo pasado. Si bien sabemos con claridad que Hipólito Yrigoyen no fue un gran conocedor del materialismo histórico, ni de la dialéctica y en consecuencia del marxismo, es también cierto que Yrigoyen era antipositivista, espiritualista y humanista, concepciones que forman y dan gran sentido e identidad a la ideología del radicalismo.

Podría interpretarse y entender que para el Krausismo, si el hombre no puede determinarse en lo político, todas las demás esferas sociales se resienten. De esta manera podemos decir y sostener que la primera alineación es la política, y por esto el sufragio como forma de expresión política en una sociedad dada, este será para Yrigoyen el fundamento básico y principal de la legitimación de los poderes a través de la certificación popular.

Muchos historiadores prefieren tomar el camino mas sencillo y cómodo, atribuyendo el comportamiento de Yrigoyen a delirios irracionales, populistas o a metodologías demagógicas, en vez de investigar la influencia de los Krausista españoles (son muy nutridos los contactos que conocemos entre republicanos españoles y dirigentes radicales de la época), de Sanz del Río, de los liberales franceses o de la generación del 37’ en el pensamiento del radicalismo. Tampoco es posible entender la tozudez de Yrigoyen en no formular propuestas concretas e insistir en la causa de la reparación nacional o en el cumplimiento a rajatabla de la constitución y la libertad del sufragio. Como así también es falsa esa imagen que ciertos sectores intentaron dar de Hipólito Yrigoyen de ser una persona poco instruida, nada mas alejado de la realidad ya que el dirigente radical era un gran conocedor de la filosofía de vida instrumentada  por el Krausismo y el humanismo español de la época

Lo cierto es que Leandro Alem no solo fundo la Unión Cívica Radical, sino que a través de consignas claras y precisas como la reparación nacional, la defensa de la soberanía, el sufragio libre, la intransigencia de principios, el respeto a la constitución, la defensa de la causa de los desposeídos, la emancipación latinoamericana, etc., le dio un programa a la Unión Cívica Radical, un programa para ser llevado adelante y defendido a través del tiempo, puesto que estas consignas perduran y perdurarán en nuestra vida política, un programa que luego Hipólito Yrigoyen a través de sus ideas y principios bien arraigados en la escuela Krausista, se encargo de darle un sentido y una legitimación política que lo llevo a encontrar no solo la mencionada filosofía política, sino que se transformó en un estilo de vida.

Para finalizar podemos decir que la Unión Cívica Radical nació por la mera necesidad del pueblo argentino, por la lucha entre lo popular y el contubernio gobernante, por eso es que su fundamental razón de ser es el ser nacional y por esto decimos que el radicalismo fue el primer partido nacional y popular de mazas en nuestro país, pero también es cierto que a través de su crecimiento filosófico se fue dotando de una concepción más intelectual influenciado por las corrientes europeas que se alzaron en los escenarios políticos del viejo continente como el Krausismo, el humanismo, el sentido liberal de la Francia revolucionaria y hasta podemos encontrar en una medida que no deja de ser importante, la filosofía marxista.

Porque este fue, es y será el radicalismo lleno de contenido y expresión popular y a su vez intelectual que siempre vamos a sostener es que es importante que hoy más que nunca los radicales sigamos levantando las banderas que nos dieron origen.

Bibliografía Consultada:

- La Analítica, primera parte del Sistema de la filosofía (Karl Christian Fiedrich Krause)
- El Ideal de la Humanidad para la vida  (Karl Christian Fiedrich Krause)

Pablo Eduardo Vázquez

domingo, 5 de diciembre de 2010

fundamentos Filosóficos del Radicalismo (1º Parte)

  
 fundamentos Filosóficos del Radicalismo
 El Krausismo (1ra Parte)


            Trataremos a lo largo de distintos y variados ensayos descubrir e interpretar las distintas corrientes de pensamiento que guiaron a los hombres que dieron nacimiento a la Unión Cívica Radical y la llenaron de contenidos tanto filosóficos como políticos. En este contexto y por la vital importancia que creemos que ha tomado dentro de la vida política e ideológica del Radicalismo la figura de Hipólito Yrigoyen es que abordaremos en este escrito las corrientes que influenciaron al mencionado dirigente a lo largo de su extensa vida política.


         Fue Karl Christian Friedrich Krause (1781 - 1832) quien más influenció en el terreno de la filosofía política y social a Hipólito Yrigoyen y a otros dirigentes radicales de aquellos tiempos en los que la Unión Cívica Radical se encontraba en la búsqueda de contenido filosófico que dotara de una doctrina intelectual las ideas que venían defendiendo, desde aquellos primeros pasos que dieron en la vida política de nuestro país.


El Krausismo, una derivación del idealismo alemán, tuvo una sorprendente trascendencia en el pensamiento español. Karl Christian Fiedrich Krause, discípulo de Fichte y Schelling en Jena, representa una línea contrastable, tanto por sus ideas como por su forma de entender la vida, respecto a sus maestros. De forma global, Krause tenía un sentido de la importancia y el valor del destino individual de la persona, que faltaba por completo en aquellos dos autores, además de no compartir ideas con ellos como la de estado -y otros «universales concretos»-, que oprime y aniquila cualquier destino individual.


La idea que toda la obra de Krause refleja es la famosa sociedad de seres (Vereinwesen) en acción recíproca, cuya unidad está garantizada por la existencia de una instancia superior, que es el yo en cada uno, y Dios para el conjunto de seres. Pues bien, lo que atrae especialmente a sus seguidores es precisamente la línea que le desvía un tanto de sus maestros: Krause renuncia a la concepción individualista fichteana de la sociedad y al estatalismo hegeliano. Para él, el derecho se define como el conjunto de condiciones que hacen posible el logro de los objetivos de una colectividad, así, apenas distingue el derecho de la moral.


En el Ideal de la Humanidad para la vida (una de las obras más importantes de Krause) encontramos un libro de filosofía practica en cuya expresión se resume todo el intento renovador del Krausismo. Y ello es así en cuanto la filosofía no tiene sentido ni valor si se reduce su dimensión pragmática. Además, esta obra puede ser considerada como un libro de antropología, de sociología, de filosofía de la historia y de política; sobre todo, de filosofía de la historia, ciencia a la que Krause creía llamada para ejercer la regeneración de la humanidad. En este sentido puede decirse que esta obra es un libro de moral porque en el se nos marcan las pautas de comportamiento para entrar definitivamente en la tercera edad armónica de la historia.


Este carácter mesiánico de la obra propicia una interpretación utópica de la misma; pero utópica no entendida en el sentido peyorativo y estrecho del termino, como algo carente de realidad; en definitiva, como una ilusión incoherente ,sino más bien utópica en el sentido de proyecto realizable, posible y deseable en un futuro al que irremisiblemente e irremediablemente marchamos pero que no veremos ni disfrutaremos porque nos está vedado en el momento presente.


La idea de la Humanidad, imbuida de un carácter armónico que pretende superar todas las contradicciones, conduce inevitablemente al Ideal de la humanidad. Ahora bien, si el Ideal es propiamente la realización de una idea primera, el Ideal de la Humanidad es la realización de la idea de la Humanidad, esto es, hacer un mundo humano cada vez más uno, armónico y total. En palabras del propio filósofo: «Cuando decimos Ideal de la Humanidad, suponemos ya la idea de la Humanidad deducida en un principio real y capaz de dar plan para lo que debe ser aquella en la historia conforme a su naturaleza y ley propia. Cuando esta idea de la humanidad es clara para el espíritu ,y lo mueve interiormente a convertirla en hecho, entonces se determinan direcciones y planes prácticos de obrar, esto es, se forma un ideal..» (Ideal, p.28).


El armonismo que concilia la unidad divina con la variedad de las cosas es la opción tomada por los krausistas para intentar salvar las deficiencias tanto del deísmo como del panteísmo. Este intento se llamara el panenteísmo, doctrina orgánica que pretende unir las diferentes filosofías con sus principios contradictorios en un principio armónico superior, recogiendo lo que tienen estas de positivo y desechando lo que tienen de negativo.


Así, aparece la Humanidad ante este principio armónico como la Unión esencial de la Naturaleza con el Espíritu, fundada supremamente en la Naturaleza divina hasta el punto de que «la humanidad es en el mundo semejante a Dios» (Ideal, pp.34-35), tiene, por lo tanto, un carácter divino. Esta es la humanidad que tiene que encaminarse hacia la tercera etapa definitiva de felicidad suprema y absoluta. En el camino hacía un mundo mejor es donde Krause nos habla de las tres épocas del desarrollo de la humanidad en la historia; y aquí es también donde aparece la utopía que subyace a todo este planteamiento de la historia concebida como progreso evolutivo.


         Del Krausismo hay tres o cuatro ideas muy importantes que en el pensamiento y la práctica política de Yrigoyen y el Radicalismo están directamente tomadas del Krausismo y que paulatinamente se han ido integrando a la "ideología Radical".


         Estas ideas que tanto nos han representado y nos representan a todos los radicales se fundamentan en la conciliación con movimientos como la Ilustración del Siglo XVIII, el Pensamiento ideológico de aquellos que fueran conocidos como los doctrinarios que dieron nacimiento a las ideas que nos iluminan hoy en día y que tienen su origen en la Revolución Francesa y con las corrientes del idealismo romántico social de la Generación argentina de 1837.


Bibliografía Consultada:


- La Analítica, primera parte del Sistema de la filosofía (Karl Christian Fiedrich Krause)
- El Ideal de la Humanidad para la vida  (Karl Christian Fiedrich Krause)






Pablo Vázquez